A unos cuantos años del inicio de la ley Avelino Siñani, ya se han visto grandes avances y tropiezos, sin embargo es necesario, como en todo proceso rescatar los fracasos para mejorar los resultados.
El sistema de evaluación aplicado segun el modelo sociocomunitario productivo toma en cuenta cuatro dimensiones: "SER", "SABER", "HACER" y "DECIDIR".
De estas cuatro dimensiones, la novedad y duda imperativa por muchos actores de la comunidad educativa, es la famosa dimensión del "DECIDIR". según el programa de formacion complementaria (PROFOCOM) esta dimensión permite evaluar la interacción de los conocimientos, valores y destrezas aplicadas en la busqueda de soluciones dentro de la comunidad.esto implica que el Docente debe de evaluar al educando fuera del aula, es decir debe evaluar la acción del educando en la comunidad.
No debemos olvidar que la ley 1565 hablaba sobre el radio de acción de la Unidad Educativa, que se extendía hasta la comunidad, sin embargo, tambien es evidente que en la realidad urbana, es dificil evaluar a ciencia cierta el desempeño del educando fuera de la Unidad Educativa.
Los retos pendientes, tambien atraviesan por el factor económico, aún hace falta equipar y adecuar gran parte de los centros educativos y por supuesto dotar al personal docente de mayores horas de trabajo, dentro y fuera del aula para llegar al fin ultimo de la educación que es activar la producción comunitaria para resolver los problemas del contexto.
Sumamos a esto la lucha por la evaluación continua del personal docente, impulsando a la preparación permanente y actualización constante que acompañe los avances tecnologicos y productivos actuales, lucha que tiene como principal oponente al Magisterio que tiene la hipótesis de evaluación como sinónimo de despido. Aclaro que muchos Docentes preocupados por estos cambios se ha preocupado por asistir a los cursos de actualización y capacitación.
Entre otros retos, se encuentra el de evitar vacios filosoficos al momento de interpretar el modelo educativo, algunos educadores, han encasillado el nuevo modelo como "lo unico que sirve", queriendo apartar y dejar de lado todas las experiencias anteriores, he aqui el gran reto de hacer que los educadores independientemente de sus ideologías políticas, vayan a la vanguardia de una educación liberadora, dinámica y flexible, que permita acompañar los cambios emergentes, recordando que el ser humano es complejo y cambiante.
Lo que podemos rescatar de esta y otras discuciones, es que para bien o para mal, las dudas han despertado el interés de propios y extraños iniciando una serie de interpretaciones y contradicciones, que para el espiritu saludable de producción de saberes y conocimientos le otorga vida y sentido a la ley.
El camino aún es largo, pero no debemos olvidar los caminos ya recorridos, es necesario que el pueblo recuerde lo que pasaba antes con la educación, y más aún los educadores, que no tienen como opción sino como necesidad, saber nuestra historia, entendiendo que solo de esta forma seremos actores de cambio, no solo para criticar el pasado, sino para aprender y rescatar la experiencias favorables, así como para evitar cometer los mismos errores en nuestro presente.
Solo a manera de ejemplo, recordar que ya en los albores de la República, el primer educador de la naciente Bolivia y mentor de Simón Bolivar, planteaba el desarrollo de profesionales a nivel técnico permitiendo que la ciudadanía se especialice en artes y oficios y no solo se dedique a estudiar carreras humanistas o tradicionales, porque el futuro producitivo del país pasa por la capacidad de producir que tiene pueblo, y por supuesto por la generación de soluciones productivas, pensamiento que ya era propio de nuestro naciente Estado, que fue presentado por Simón Rodriguez, quien recibió el menosprecio de la élite criolla que consideraba inferiores a las carreras técnicas, exigiendo que se refuercen las carreras de abogacía filosofía y letras.
Me pregunto, ¿qué ritmo hubiese tomado nuestro país si al nacer hubiese insentivado la creación de fábricas e industrias?. En fin la historia es como una película sin pausa que no da la opción de retroceder o cambiar, simplemente de observar y ver pasar, aveces incluso anticipando lo que se debió hacer y lo que se debió evitar, lamentando los errores, sin poder hacer nada, siendo simples expectadores, en este sentido, cabe recalcar que la educación boliviana tiene carencias, sin embargo depende de nosotros superar las carencias y rescatar los beneficios del modelo educativo para que en el transcurso del tiempo, conociendo nuestra historia no volvamos a cometer los mismos desaciertos convirtiéndonos en verdaderos reformadores hacia una educación encaminada a resolver los nuevos retos y estrategias que aparecen en el presente siglo.
Con mucho agrado puedo decir que aunque a paso lento el nuevo modelo se esta aplicando, y por supuesto, que al igual que ocurre con todo lo nuevo, requiere de paciencia que no se debe de confundir con conformismo.
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